Breve biografías de los autores de himnos cristianos
Aurelio Clemente Prudencio (348-413) Durante el Imperio Romano, entre España y Roma, vivió uno de los primeros poetas cristianos, Aurelio Prudencio. Fue un próspero magistrado y luchó contra la idolatría y los sanguinarios juegos de los gladiadores. A los 57 años se dedicó a escribir libros teológicos e himnos, como el himno "Fruto del amor divino", que exalta a Jesucristo. Originalmente en Latín, los cristianos han cantado este hermoso canto llano en diversos idiomas por mas de un milenio y medio.
Isaac Watts (1674-1748) Isaac Watts bien merece el título "Prócer de la himnodia". Comenzó a escribir poesías a temprana edad, y a los cuatro años aprendió el latín, y siguió con el griego, el francés y el hebreo.
Un día el inquieto niño de cinco años no podía contener la risa, aunque se estaba celebrando un culto solemne. Al preguntarle su papá la razón, le explicó que había visto un ratoncito subir por un lazo y al instante se le ocurrió una poesía alusiva. No sospechaba ni el padre ni el niño que esta gran facilidad para escribir versos se convertiría en un ministerio grandemente usado por Dios.
En Inglaterra se acostumbraba cantar solo salmos con música muy lenta. A los 18 años, Watts se quejó de esta situación. Bueno, le contesto su padre, anciano de la iglesia, danos algo mejor. Fue así que escribió el primero de más de 600 himnos y abrió la puerta al canto congregacional. A pesar de su mala salud, Watts editó tres himnarios y escribió 60 libros sobre diversos temas teológicos y científicos. Compuso los himnos "Al trono majestuoso", "Nuestra esperanza y protección", "Venid, nuestras voces unamos", "Al mundo paz", "La cruz excelsa al contemplar" y "A Dios, naciones, dad loor".
Martín Lutero (1483-1546) El caballero de Erback, en cierta madrugada primaveral, preparaba una emboscada para capturar al reformador Martín Lutero. De pronto su habitación en el mesón fue invadida por una resonante voz que desde el siguiente cuarto entonaba un salmo. El caballero concluyó que el cantante debía ser un capellán, así que decidió pedir su bendición para la campaña contra los "herejes". Tocó a la puerta y explicó su misión. El hombre le contestó: Si a Lutero buscas no tienes que ir muy lejos. ¡Yo soy Lutero! El caballero no podía creer que un hombre con tal devoción fuera " hereje". Le demandó la razón de sus convicciones y habiendo sido persuadido por las pruebas bíblicas, se convirtió en un seguidor de Cristo y defensor del reformador.
Lutero impulsó la música cristiana y promovió el canto congregacional. Se le ha llamado "el padre de la himnodia evangélica". Escribió varios himnos de los cuales el más conocido es "Castillo fuerte es nuestro Dios"
Lutero impulsó la música cristiana y promovió el canto congregacional. Se le ha llamado "el padre de la himnodia evangélica". Escribió varios himnos de los cuales el más conocido es "Castillo fuerte es nuestro Dios"
Charles Wesley (1707–1788) El penúltimo hijo de una familia de 19 hijos, Charles fue uno de los instrumentos humanos, junto con su hermano, John, que Dios usó para impulsar el Gran Avivamiento que transformó Inglaterra. Su primer intento de evangelizar a una tribu de indígenas en Norteamérica fracasó, pues los hermanos Wesley predicaban, pero realmente no conocían a Dios personalmente. De regreso a su país, se dieron cuenta de su necesidad espiritual durante una reunión de oración y se convirtieron al Señor. De allí en adelante predicaron con fervor, usando la música también para comunicar el mensaje bíblico. Charles fue el autor de más de 6.500 himnos, algunos de los cuales cantamos hoy, tales como "Oh que tuviera", "Maravilloso es el gran amor", "Oid un son en alta esfera", "Cariñoso Salvador" y "Con las nubes viene Cristo".
William Cowper (1731-1800) Hace más de 250 años William Cowper nació en Inglaterra. Su padre fue el capellán del Rey Jorge II y su madre era de la familia real. A pesar de esto, la vida del joven Cowper no fue feliz. A la edad de seis años su delicada salud se empeoró con la muerte de su madre. Su padre le obligó a estudiar leyes, pero al enfrentar los exámenes finales sufrió una crisis nerviosa. Intentó suicidarse varias veces: tomó una sobredosis de droga, quiso tirarse de un puente y se abalanzó sobre un cuchillo. Por fin trató de ahorcarse, pero lo rescataron a tiempo y fue internado en un sanatorio.
Allí, William descubrió el capitulo 3 de Romanos, y las palabras, "siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención…que es en Cristo Jesús…por medio de la fe en su sangre". Entendió que Cristo fue crucificado por él, y recibió el perdón de sus pecados. Llegó a ser amigo y colaborador del ilustre John Newton y se destacó como uno de los mejores poetas de su época. Hoy se le recuerda por sus grandes himnos entre los que se encuentra "Hay un Precioso Manantial".
Allí, William descubrió el capitulo 3 de Romanos, y las palabras, "siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención…que es en Cristo Jesús…por medio de la fe en su sangre". Entendió que Cristo fue crucificado por él, y recibió el perdón de sus pecados. Llegó a ser amigo y colaborador del ilustre John Newton y se destacó como uno de los mejores poetas de su época. Hoy se le recuerda por sus grandes himnos entre los que se encuentra "Hay un Precioso Manantial".
William B. Bradbury (1816-1868) Este compositor es especialmente conocido por su amor a los niños. A través de su vida se dedicó a formar coros infantiles, hasta de 1.000 voces para alabar a Dios. Siempre muy activo, William fabricaba pianos y logró que se incluyera la música en el programa de las escuelas públicas de su ciudad. Escribió 59 colecciones de cánticos, introduciendo un nuevo estilo sencillo y alegre que él había conocido en un viaje a Suiza. La música de "Cristo me ama, me ama a mí" es obra de Bradbury. Los niños de todo el mundo lo cantan en diversos idiomas. Entre los músicos es conocido con el título de "China" porque usa sólo 5 notas (Escala Pentatónica), y por lo tanto, el coro ha sido muy apreciado por la niñez de Asia.
Escribió la música para los himnos "Santo, Santo, Grande Eterno Dios", "Cristo cual pastor", "Tal como soy", "Me guía Él, con cuanto amor", "No te dé temor hablar por Cristo" y "Dulce oración" entre otros.
Escribió la música para los himnos "Santo, Santo, Grande Eterno Dios", "Cristo cual pastor", "Tal como soy", "Me guía Él, con cuanto amor", "No te dé temor hablar por Cristo" y "Dulce oración" entre otros.
William Robert Adell (1883-1975) El joven agricultor laboraba de muy buena voluntad para sostener a su madre. Con el tiempo, llegó a ser maestro albañil y tuvo la oportunidad de servir como misionero en Guatemala junto con su señora. Dios usó a Roberto para escribir materiales para la escuela dominical y para traducir o componer unos 200 himnos en español, entre ellos "Maravillosa Gracia" y "Oh, amor de Dios".
Al final de su vida, ya ciego, escribió el siguiente testimonio: "Considero que todo lo que he hecho es muy ordinario, excepto mi servicio para Dios. Con todo, hoy parece ser muy poco. Pero muero consciente de que 'Por la gracia de Dios soy lo que soy'. En esta transición voy con gozo a su presencia, caminando con mi Salvador a la mansión de mi Padre celestial".
Al final de su vida, ya ciego, escribió el siguiente testimonio: "Considero que todo lo que he hecho es muy ordinario, excepto mi servicio para Dios. Con todo, hoy parece ser muy poco. Pero muero consciente de que 'Por la gracia de Dios soy lo que soy'. En esta transición voy con gozo a su presencia, caminando con mi Salvador a la mansión de mi Padre celestial".
Speros D. Athans (1883–1969) A los quince años de edad, Speros abandonó su hogar en Grecia, ya que su padre había muerto. El joven viajó por varios países y en una sala de inmigraciones le obsequiaron un Nuevo Testamento en griego. Fue el principio de una vida de estudio de la Biblia. Athans llegó a ser muy apreciado en el mundo hispano como profesor, pastor y escritor. Editó el himnario Melodías Evangélicas y tradujo más de 150 cánticos cristianos, entre ellos los himnos "Mi vida di por ti", "Yo quisiera hablarte del amor de Cristo", "Qué bella historia" y "Cristo es mi dulce Salvador".
H.C. (Enrique) Ball (1896 –1989) Enrique Ball nació en Texas y a los 18 años empezó a trabajar en la obra con hispanos. Al mismo tiempo, traducía sus himnos predilectos al español. En 1916 publicó "Himnos de Gloria". Este fue el primero de varios himnarios que compiló. Ball solía decir que las traducciones de los himnos le vinieron por la iluminación del Espíritu del Señor. Los himnos "Por fe contemplo redención", "A los pies de Jesucristo", "Oh, yo quiero andar con Cristo", "Soy yo soldado de Jesús", "Un día Cristo volverá" y "Alabanzas dad a Cristo" fueron traducidos por él.
Fanny J. Crosby (1820-1915) La abuela mecía a su pequeña nieta, prometiéndole ser sus "ojos". La recién nacida había quedado ciega como resultado de una receta médica equivocada. En el regazo de su abuelita, Fanny aprendió de memoria muchos libros de la Biblia. Le entregó su vida a Cristo a los 31 años. Después, con todo el conocimiento bíblico que tenía, escribió unos 9.000 himnos.
Siempre oraba al Señor pidiéndole su dirección antes de escribir cualquier himno, pero un día no encontraba las palabras para cierta composición musical que le habían asignado. De repente se acordó que no había orado y se arrodilló para encomendarle el asunto a Dios. El resultado feliz de la oración fue que Fanny pudo dictarle a su secretaria todas las estrofas del himno "Lejos de mi Padre Dios".
En cierta ocasión, alguien quiso consolarla por la tragedia de ser ciega. Ella respondió que no se lamentaba, pues al llegar al cielo el primer rostro que vería sería el de su Salvador. Compuso la letra de los himnos "Santo, Santo, grande eterno Dios", "Alabad al gran Rey", "Dime la historia de Cristo", "Con voz benigna te llama Jesús", "Comprado con sangre por Cristo", "Un gran Salvador es Jesús", "En Jesucristo mártir de paz", "Cristo es guía de mi vida", "Dejo el mundo y sigo a Cristo", "No te de temor hablar por Cristo", "Avívanos Señor" y "Yo podré reconocerle" entre otros.
Siempre oraba al Señor pidiéndole su dirección antes de escribir cualquier himno, pero un día no encontraba las palabras para cierta composición musical que le habían asignado. De repente se acordó que no había orado y se arrodilló para encomendarle el asunto a Dios. El resultado feliz de la oración fue que Fanny pudo dictarle a su secretaria todas las estrofas del himno "Lejos de mi Padre Dios".
En cierta ocasión, alguien quiso consolarla por la tragedia de ser ciega. Ella respondió que no se lamentaba, pues al llegar al cielo el primer rostro que vería sería el de su Salvador. Compuso la letra de los himnos "Santo, Santo, grande eterno Dios", "Alabad al gran Rey", "Dime la historia de Cristo", "Con voz benigna te llama Jesús", "Comprado con sangre por Cristo", "Un gran Salvador es Jesús", "En Jesucristo mártir de paz", "Cristo es guía de mi vida", "Dejo el mundo y sigo a Cristo", "No te de temor hablar por Cristo", "Avívanos Señor" y "Yo podré reconocerle" entre otros.
Pedro Grado Valdés (1862–1923) Durante sus estudios de derecho, Pedro Grado se dio cuenta de la falta de pastores en México. Se dedicó al pastorado, a la vez que ayudaba a la gente de escasos recursos con sus problemas legales. Como resultado de su ministerio, muchos llegaron a conocer a Cristo como Salvador personal, entre ellos, personas de "alto nivel social". Debido a esto se desató una persecución intensa en contra de Pedro. Sufrió varios atentados en contra su vida, incluso por veneno. El Señor lo libro de los peligros y el valiente y fiel pastor expresó su agradecimiento en las palabras de unos himnos, publicados en sus Pequeña Colección. Es conocido por su traducción de favoritos tales como "Dulce Comunión", "En la cruz", "Anhelo trabajar" y "Estoy bien" y "Cuando andemos con Dios".
William J. Kirkpatrick (1838-1921) Desde muy joven William sintió vocación por la música, y a los veintiún años de edad ya había editado su primera colección de himnos. Sin embargo, no fue sino hasta cumplir los cuarenta años que pudo dedicarle todo su tiempo a la profesión musical. Tuvo que prestar servicio militar, y luego trabajó como carpintero, y abrió una mueblería. Seguramente cantaba mientras pulía madera, y las melodías que compuso a lo largo de su vida han perdurado como favoritas. Compuso la música de los himnos "Al rústico pesebre", "El fiel Consolador", "La Palabra del Señor", "Nuestra vida acabará" al cual también es autor de la letra, "Comprado con sangre por Cristo", "Un gran Salvador es Jesús", "Mi fe descansa en Jesús", "Cuán dulce es confiar en Cristo", "Que mi vida entera esté" y "Rey de mi vida". Falleció mientras escribía la segunda estrofa de un himno que habla de confiar solamente en Jesús para la salvación.
Carolina Sandell Berg (1832-1903) A los doce años Carolina se quedó paralítica. Los médicos la desahuciaron, pero Dios la sanó milagrosamente. Agradecida con el Señor, escribió sus primeros himnos, entre ellos el "Nuestro Dios y Padre Eterno". La tragedia no la había abandonado. A la edad de 26 años navegaba con su padre, un fiel pastor, en un lago de Suecia. Las olas sacudieron violentamente la nave y su padre cayó en las profundas aguas, ahogándose ante los ojos atónitos de Carolina. Su consuelo vino de nuevo por la Palabra de Dios, y lo expresó en muchos hermosos himnos. Además, redactó una colección anual de poesías, devocionales e historias. Entre ellas se halla el cuento de un reloj cuyo péndulo se quejó de tener que oscilar 86,400 veces al día. Una de las manecillas le sugirió que pensara en hacer una sola oscilación en vez de miles. El péndulo se percató de la sabiduría del consejo y reinició su trabajo de marcapasos. Carolina expresó esa verdad en el himno "Día en día", que es el más popular de los 650 himnos que escribiera la poetisa sueca.
George P. Simmonds (1890-1991) A los cuatro años, Jorge ya cantaba himnos con gran devoción y entusiasmo. Cuando tenía diez años sintió el llamado a ser misionero. Conservó su amor al Señor y por la música a lo largo de su vida. Tan es así, que después de cumplir los cien años de edad aún cantaba solos en grandes reuniones, y por televisión. Empezó su obra como misionero, juntamente con su esposa, Nessie, en el Ecuador. Luego exploró el área del Amazonas y cruzó el continente. Colaboró en la compilación de "Himnos de la Vida Cristiana". También trabajó con las Sociedades Bíblicas en varios países sudamericanos. Después sirvió como pastor de unas iglesias hispanas en los Estados Unidos de América. Fue un prolifero traductor de 800 himnos y cantos corales. Usó algunos seudónimos como G. Paúl S. y J. Pablo Simón. Tradujo los himnos "Al Dios de Abraham, loor", "Jubilosos te adoramos", "Ángeles cantando están", "Oh Cristo, nuestra Roca aquí", "Cristo cual pastor", "Gracia admirable", "Dime la historia de Cristo", "Cabeza ensangrentada", "Junto a la cruz de Cristo", "Un día", "La tumba le encerró", "Al Cristo vivo sirvo", "Oh Verbo encarnado"," Años mi alma en vanidad vivió", "Oh Cristo, yo te amo", "Cristo es Guía de mi vida", "Rey de mi vida", "Sale a la lucha", "Pudiera bien ser", "Yo podré reconocerle", "Honor a las madres" y "Tu pueblo jubiloso" y compuso el himno "Los que somos bautizados".
Enrique S. Turrall (1867-1953) Desde el comienzo de su ministerio en España, don Enrique se dio cuenta de la gran necesidad de tener himnos que expresaran las experiencias emocionales de la vida, tales como el arrepentimiento, el gozo, los conflictos y el amor. Escribió y tradujo himnos para funerales, bodas y otras ocasiones especiales. La colección aumentó hasta merecerse ser publicada como el himnario, Cánticos Evangélicos. Además de sus himnos, Turrall nos ha dejado el reto de llenar vacíos con música nueva que glorifique al Señor. Compuso los himnos "La Palabra del Señor predicar", "Del amor divino", "Engrandecido sea Dios" y "Bienvenido" y tradujo los himnos "Nuestra vida acabará", "Jehová es mi Pastor", "Siempre conmigo está", "Avívanos, Señor", "En las aguas de la muerte", "¡A combatir!", "¡Adelante con valor!", "¿Soy yo soldado de Jesús?".
Tomas M. Westrup (1837-1909)Hace más de un siglo la familia Westrup salió de Londres y se radicó en México, cuando Tomás cumplía apenas quince años. Construyeron un molino para elaborar harina de pan; pero hoy se recuerdan porque llegaron a conocer el "pan espiritual" de que habla Cristo en Mateo 4:4. En Monterrey entendieron el mensaje de la Biblia, y pronto cada uno pudo testificar: "Ya pertenezco sólo a ti, Cordero de Dios, heme aquí". Son las palabras del himno "Tal como soy", que Tomás tradujo del inglés. Tanto él como su hijo, Enrique, fueron usados por Dios para escribir y traducir centenares de himnos. Consiguieron una imprenta y publicaron libros, tratados y un himnario de tres volúmenes: Incienso Cristiano. Tradujo los himnos "Cariñoso Salvador", "Loores dad a Cristo el Rey", "Con voz benigna", "Fuente de la vida eterna", "Tentado no cedas", "No te dé temor", "Roca de la eternidad" y compuso la letra del himno "Dicha grande es la del hombre".
Breve biografías de los autores de himnos cristianos
Reviewed by Red Cristiana
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2:06 p.m.
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